Descripción
La conciencia que se nos despierta tras la visita al ‘Lager’, siempre nos acompaña. Regresamos a casa pensando que estuvimos allí y, sin embargo, no los sentimos. No hay voz en los campos de exterminio. ¿Qué más podemos decir ante esa atroz aniquilación humana que nos fue relatada? Sólo lo que sentimos. Nada. Un silencio asfixiado en el que navegaban nuestros propios sentimientos.